Hoy hablaremos junto a Maria Espinosa, psicóloga clínica y especializada en TCA (trastornos de la conducta alimentaria) sobre el papel de los cuidadores: cómo podemos llevar este rol sin perder nuestro autocuidado y qué cosas debemos tener en cuenta a la hora de cuidar.
Hoy tenemos como invitada a Ivo Orozco, una mujer de 30 años, colombiana y dedicada a la actuación. Desde muy joven ha trabajado en televisión en producciones como «Francisco el matemático», «A Corazón Abierto», «Tres Caínes», «Tu Voz Estéreo», entre otras. Se ha formado en Colombia en escuelas como Misi Teatro Musical y el Teatro Nacional. También se ha formado en el exterior en Estados Unidos, Argentina e Italia. Sufrió de anorexia por 10 años y hace 4 años se recuperó completamente. Hoy nos inspira con su historia y con su fuerza. ¡Disfrútenlo!
Volvieron las entrenadoras desenfrenadas, las recetas saludables, los llamados a mantener la calma …pero también la figura. Volvieron todas las cosas que silencié y ahora todo es peor, Me siento peor y trato de escabullirme entre las cobijas para que la presión no me invada.
Bienvenidos y bienvivas a otro episodio más de Hablando Solas, el podcast.
La cuarentena nos agarró con los calzones abajo a muchos y a muchas. Nuestras rutinas cambiaron, nuestra forma de trabajar y estudiar se transformó y lo mismo pasó con nuestras relaciones sociales; el skype, hangouts, FaceTime, Teams y Zoom se volvieron nuestros bares y salas de casa para echar chisme con nuestros conocidos. Y aunque esas dinámicas nos hacen sentir algún tipo de compañía, el sentimiento de soledad es inevitable.
Les voy a contar un poco cómo me ha ido a mi, por si de repente sienten alguna conexión y pueden hallar respuestas. En medio de mi monólogo saldrán algunos tips que les pueden servir.
Cuando anunciaron la cuarentena obligatoria, me sentí muy agradecida de poder trabajar en casa porque poder hacerlo es todo un privilegio. Pero a la vez, pensé en toda la gente que vive del comercio y de la gente que visita sus negocios. Me abrumó mucho ese sentimiento y cuando me quejaba por cosas del trabajo, recordaba a todas esas personas y volvía a mi sentimiento de agradecimiento.
Luego vino el sentimiento de miedo.. lo que más he sentido. Miedo e incertidumbre. Miedo al mañana, “¿Me quedaré sin trabajo? ¿terminaré con mi pareja? ¿ qué voy a hacer si esto se alarga? ¿cómo voy a hacer ejercicio si me da mamera hacerlo desde casa? » «Si lo hago desde casa no sudo igual que en el gimnasio…» y una y otra vez estas frases habitaban mis pensamientos.
La hora del desayuno , del almuerzo y de la comida, se llenaron de “trampas” . Empecé a llenar las comidas de harinas, a quitarlas y así sucesivamente. Empecé a comerme mis sentimientos, porque ya no puedo vomitarlos. Ya no quiero.
Me empecé a castigar por no poder hacer ejercicio, y es que bueno, en el próximo capítulo les cuento un poco más de esa relación.. pero en resumen estaba aprendiendo de mi toxicidad con ese tema y dejándolo atrás.
Como me sentía tan abrumada por comer y no hacer ejercicio, las mañanas eran horribles. Además a todo el mundo le dio por subir posts de sus entrenamientos en casa. Los miraba e ignoraba pero en mi cabeza quedaba igual “juepucha, todos entrenan menos yo”
Lloraba en la ducha y trataba de abrazarme para sentir algún alivio. Entraba al cuarto y me tomaba mis gotas para la ansiedad y la depresión, porque estoy medicada, así sean homeopatía gotas, lo estoy. Y trataba, trato de tomarlas conscientemente y deseando que el día no me aturda, no me derrumbe.
Trabajo en publicidad y los horarios desde casa se me han extendido absurdamente. Las videollamadas y pendientes se acumulan, la presión que hay, las responsabilidades.. siento que todo se me amontona y que quisiera soltarme, rendirme y aplastarme en esa montonera. Pero aquí sigo, así sea en pijama, respondiendo mails todo el día y en la noche, escuchando a los profesores hablar desde sus clases online.
Luché todos estos días por escucharme y soltar esas cosas que para mi siguen importando en cuanto a mi físico. Digamos que tuve un mini periodo de abstinencia por no hacer ejercicio y eso hizo que mi cabeza empezara a trabajar ansiosamente más de la cuenta. Así que opté por hacer un trabajo interno todas las noches antes de dormir: escribir en mi diario y hablarme bonito.
Siempre vamos a tener algo para escribir en un papel. Los pensamientos, las emociones que hayan llegado ese día. Siempre es muy liberador escribirlas porque podemos hacer nuestro análisis del día. Y cuando terminamos de escribir, llegamos a la mejor parte: hablarse bonito.
Lo que yo hago es, cuando ya voy a acostarme, me acuesto boca arriba y empiezo a respirar profundamente diciéndome lo que nunca me digo: Soy fuerte soy valiosa, soy una dura, soy inteligente, soy hermosa, soy poderosa. Y lo repito muchas veces incluso hasta lloro, porque se que en el día no me siento así y duele. Duele mucho. Repito unas veces y me quedo dormida.
Ayer, después de esos días de desapego al ejercicio, me volvieron las ganas, la energía para entrenar. Busqué un video de youtube, para hacer cardio, piernas y booty y me sentí poderosa de nuevo. Fue un instante para mi cabeza maravilloso. No sentí más la presión de mis jefes, solamente era yo y mi respiración agitada.
No pensé en mi físico sino en cómo me sentía. Hoy no hice ejercicio (porque estoy muy adolorida y no me puedo ni agachar jaja) pero no pasa nada si no entreno hoy, si hoy me como un chocolate, si veo a muchas entrenando. No pasa nada HOY porque me siento tranquila. Habitar el hoy es muy complicado… siempre vivimos pensando en el mañana. Pero siempre será incierto. Mañana no sé si pueda hacer ejercicio y no me voy a enloquecer con ese interrogante, mañana no sé si siga con empleo, mañana no sé si me enferme, mañana no sé si coma bien o coma mal. El diario me ayuda a aterrizar mi hoy, y sobre todo a aterrizar mis aprendizajes del día. A esas hojas que escriban, métanle una frase de lo que aprendieron. Siempre aprendemos algo, ningún día pasa desapercibido. Hablen de sus emociones, eso también ayuda mucho.
Estamos haciendo el ejercicio con la comunidad de hablar cada domingo por zoom y es muy valioso.
Demostrémonos que este encierro es liberador, que somos más grandes de lo que creemos, que los días malos pasan y que lo importante siempre será lo que sentimos dentro. Pidan ayuda, hablen con sus terapeutas, si creen que deben cambiar su medicina, háblenlo, si creen tener un problema con la comida afróntenlo, pero la culpa no es de la cuarentena, la culpa es nuestra por no coger al toro por los cuernos y comernos lo que sentimos.
Navidad es una época en donde la comida es la protagonista. ¿Cómo podemos cuidarnos de nuestros impulsos y miedos? En este episodio mencionamos algunas cosas para tener en cuenta.